Amboise, situada en la mismísima orilla del Loira, es la única localidad que cuenta con dos castillos, el Chateu de Amboise y Clos Lucé. Además se da la circunstancia de que más o menos queda en el centro del Valle del Loira, por lo que es equidistante de la mayoría de lugares turísticos; en mi opinión una buena elección para tomar como base.
Información de entradas y horarios.
Su zona medieval es peatonal.
Una larga avenida une ambos Chateaux, en la que nos encontramos con la Capilla gótica de St.Hubert, colgada sobre la muralla. En ella está enterrado Leonardo Da Vinci, fallecido en Amboise en 1519.
Dentro del pueblo, destaca la Torre del Reloj, del siglo SXV, antigua puerta de entrada.
En medio del Loira, que discurre junto a la ciudad, hay una isla, a la que se puede llegar caminando. Desde su orilla hay una bonita vista de Amboise y su castillo.
En cuanto al Castillo Real de Amboise, es uno de los que más importancia histórica tiene pues en él vivió Carlos VIII, así como Francisco I. Su ubicación es privilegiada, está en lo alto de un promontorio, dominando el Loira y con la población bajo sus pies.
Más información de horarios y entradas
No lo visité porque opté por ver Clos Lucé y Cheverny, una lástima. Error de criterio, preferimos ver Clos Lucé primero y luego acercarnos a Cheverny… después de visto, hubiera sido más interesante visitar el Castillo Real de Amboise que el de Cheverny.
Clos Lucé se encuentra a unos 500 metros del Castillo Real de Amboise.
El Chateau de Clos-Lucé se construyó en el siglo XV, es conocido por ser la última morada del genio Leonardo Da Vinci que residió en él entre 1516 y 1519. Fue invitado por el monarca Francisco I, el cual le patrocinó tanto su estancia como algunas de sus creaciones. A cambio éste, que a su vez habitaba en el Castillo Real, le visitaba y conversaba con Leonardo casi todos los días (qué envidia). Falleció el 2 de mayo de 1519.
Es muy característico su fachada de ladrillo rosa.
En el interior se puede ver la habitación de Leonardo, y sobre todo, en el sótano, los planos y pequeñas maquetas de sus inventos: un carro de combate (tanque), un barco de palas giratorias, una especie de máquina voladora, un helicóptero, un paracaídas….así hasta cuarenta maquetas. Impresionante y desconcertante, un adelantado a su tiempo.
En el exterior, hay un amplio jardín, con canales, puentes, zonas verdes…en el que se exponen a tamaño real algunas de sus genialidades.
Desde un punto de vista cultural, de admiración por la obra de Leonardo esta visita es imprescindible.