Bulnes constituye una de las excursiones clásicas de los Picos de Europa.
La visita de este pueblo asturiano ubicado en el corazón de las montañas, sin comunicación por carretera y unicamente accesible por un camino de montaña y un funicular de reciente construcción supone un pequeño reto para los aficionados a la montaña.
Hemos llegado sobre las 15.30 h. a Poncebos, punto de partida de esta excursión así como la famosa ruta del Cares. Hay un aparcamiento previo, en la carretera Arenas-Poncebos, a dos kilómetros del inicio de las rutas, pero dada la hora que era (suponiendo que los excursionistas de la mañana se habrían ido) hemos optado por seguir y probar suerte y a efectivamente esa hora había sitio de sobra en las cercanías del lugar de comienzo de las rutas y de la entrada del funicular de Bulnes. (Estamos en Jueves Santo).
En ocasiones, en temporada muy alta, hay que dejar el coche en Arenas de Cabrales y coger un autobús.
El camino a Bulnes comparte el comienzo con la ruta del Cares. Al poco de comenzar, bajamos, siguiendo las señales, hacia el puente de La Jaya inicio del camino a Bulnes.
Es hora y cuarto de subida, por un paisaje muy bonito, pero ojo, no es un paseo. Es una subida importante, no apta para niños muy pequeños o personas no habituadas a hacer monte.
El camino discurre más o menos paralelo a l río, sobre todo al principio, inicio de la ruta y al final, en las inmediaciones de Bulnes.
El tramo intermedio, como decía, es con pendiente por un sendero, con muy bonitas vistas, y además te cruzas con muchas cabras, así como con saltos de agua, sobre todo al acercarte a Bulnes.
El pueblo de Bulnes tiene dos barrios, uno alto, un pequeño conjunto de casas de piedra en la cima de una loma, y otro abajo que es donde van los visitantes, y donde te deja el funicular. La entrada al funicular está como 400 metros antes que el pueblo. El funicular es muy cómodo pero no tiene el encanto del esfuerzo del camino, pierdes los paisajes y encima no es precisamente barato.
Las dos veces que he ido ha llovido ligeramente, aunque esta última vez hemos tenido más suerte y ha despejado al llegar a Bulnes con lo que hemos podido ver perfectamente el Naranjo desde el mirador del pueblo.
El pueblo de Bulnes es un conjunto de casas de piedra, con un par de Ermitas y varios bares y restaurantes.
Un poco más adelante, a 10 minutos pasado el pueblo, por el lado izquierdo, es decir por donde se accede, está el mirador del Naranjo de Bulnes, merece la pena acercarse.
La distancia al mirador serán unos 300 metros desde el pueblo, está señalizado su acceso.
Merece la pena acercarse, y si se tiene la suerte de que esté despejado…la vista del Naranjo es espectacular.
Esta excursión la he hecho con niños de 15, 12 y 9 años y al principio se les ha hecho duro, pero luego incluso han preferido bajar andando por el mismo camino que coger el funicular.
Cerca de Poncebos, está el mirador de Camarmeña. Se accede por la misma carretera que Poncebos, solo que desde el desvío a Camarmeña se vuelve muy empinada. Se ve el Naranjo en la lejanía.
Otro mirador a destacar es el Mirador de Poo de Cabrales. El Naranjo de Bulnes desde donde mejor se ve, a nivel de miradores accesibles para todo el mundo, es obviamente desde Bulnes; pero también se ve muy bien desde un mirador que hay en Poo de Cabrales, en la carretera Arenas de Cabrales – Cangas de Onís. Es una explanada muy grande, sin problemas para dejar el coche, bajarse, ver el monte, sacar la foto y seguir.
El momento ideal por la orientación del sol es por la mañana.