Kotor, situada en el Adriático, es seguramente el lugar turístico más importante de Montenegro. Fue una sorpresa, no había oido hablar de ella, pero realmente merece la pena. Se visita rápidamente pues su parte antigua es pequeña. Es Patrimonio de la Humanidad. Se encuentra relativamente cerca de Dubrovnik.
Está situada dentro de la bahía de Kotor, denominada Bocas de Kotor; en realidad parece un auténtico fiordo noruego en pleno mediterráneo. Dada esta situación estratégica ha sido puerto refugio durante siglos.
Kotor se situa al fondo de la bahía o ría, protegida por los montes que tiene alrededor.
Es una ciudad con siglos de historia, ya existía durante los romanos, perteneció al imperio bizantino, también perteneció a Venecia, al Imperio Austrohúngaro, la antigua Yugoslavia y la actual Montenegro.
La ciudad está amurallada, la visita consiste en pasear por su casco antiguo, peatonal y subir al menos hasta Nuestra Señora de la Salud para ver la ciudad y la bahía en perspectiva.
Para acceder a la ciudad hay tres puertas en la muralla. Lo normal es acceder por la «Puerta del Mar».
Sobre el dintel se ve una inscripción con la fecha de la liberación de la ciudad en la Segunda guerra Mundial por parte de Tito, así como la estrella de los partisanos.
Y en un costado de la muralla, que fue reforzada por lo venecianos, su emblema: el «León de Venecia».
Nada más pasar la Puerta del Mar estamos en la Plaza de Armas, en donde también se encuentra la Torre del Reloj, del siglo XVII.
En medio de la montaña se puede apreciar la iglesia de Nuestra Señora de la Salud, lugar al que merece la pena subir.
Contigua se encuentra la Plaza Oruzia, porticada y con restaurantes.
En Kotor se pueden ver banderas de Montenegro, Croacia o Serbia.
El importante pasado de la ciudad se puede apreciar en los palacio y mansiones que contiene.
Como el Palacio Pima, del siglo XVII.
Hay una gran uniformidad arquitéctonica, las calles perfectamente embaldosadas…
Pero se nota que es un país que no es del ámbito occidental, se ve la huella comunista, el poso de la Europa del Este se nota tanto en las construcciones que rodean el casco viejo, moles de hormigón como en el estado de conservación de algunos de los edificios del propio centro.
Encontramos la Catedral de San Trifón, católica, del siglo XII, la única de este culto de la ciudad, y una de las dos que hay en todo el país.
Desde allí siguiendo una calle alargada se llega al extremo derecho de la muralla, a la Puerta Gurdié.
Desde aui volvemos a travesar toda la ciudad para dirigirnos callejeando hasta la subida al castillo.
Decidimos subir al castillo, o hasta la iglesia para ver las vistas.
La calle que lleva al castillo, en pleno casco antiguo, se caracteriza por dos arcos, es como una especie de puerta.
Al principio está asfaltado, es un calle más entre casas, para al cabo del rato pasar a ser camino, de piedras.
Cuando ya se ha subido bastante, en una curva, hay un puesto donde venden los tickets de acceso, no lo parece, y uno no piensa que cobren por subir, pero sí.
La subida se hace pesada, el camino es empinado, el ideal es subir hasta el castillo de San Juan, pero nosotros nos quedamos un poco más adelante de la Iglesia de Nuestra Señora de la Salud, del siglo XVI. Unos 50 metros más allá de la Iglesia hay un lugar para poder disfrutar de las vistas.
Hubiera estado bien subir hasta el castillo pero las fuerzas y el tiempo dan para lo que dan así que bajamos de regreso a la ciudad.
De vuelta en el centro fuimos a visitar la zona de la Iglesia ortodoxa de San Nicolás, que se caracteriza por tener en su fachada una bandera serbia.
Frente a ella está la pequeña Iglesia de San Lucas, del siglo XII, originalmente católica.
Recomiendo visitarla por dentro, es muy pequeña, está en penumbra y es muy curioso ver lo diferente que es a una católica; es austera con las clásicas pinturas ortodoxas.
Vamos abandonando la zona amurallada y por el camino aun vemos restos de antiguos palacios.
Una vez que abandonamos el recinto amurallado nos dirigimos a una pequeña playa, y pasamos por delante del foso lo que nos permite admirar el sistema defensivo de esta ciudad.
La playa es pequeña, de piedras, pero muy agradable, el agua era poco salina, parecía más de un lago que del Mar Mediterráneo, y estaba bien de temperatura, unos 22 grados.
Kotor es un destino habitual de cruceros, si se llega en uno de ellos (como fue nuestro caso) recomiendo seguir atentamente el recorrido por las Bocas de Kotor tanto a la entrada como a la salida.
En cuanto al turismo que no es de crucero, por las matrículas que vi en el parking que hay frente a la playa era fundamentalmente de Europa del Este, coches de Serbia, Croacia, Bulgaria, Hungría, Rumanía etc…
Muy cerca de Kotor, en la misma bahía está la localidad de Perast, en la orilla del mar, y también antigua colonia veneciana.
Y frente a ella hay dos islas, una de ellas es la de Nuestra Señora de las Rocas en la que hay una pequeña iglesia. cuenta la leyenda que dos pescadores encontraron una imagen de laVirgen en unas rocas, y para poder erigir una iglesia crearon artificilamente la isla en el siglo XVII.
Una sorpresa de visita que aconsejo hacer si cabe la posibilidad.
Información turística de Kotor.