Nápoles es uno de los principales puertos del Mediterráneo y el más importante del sur de Italia.
Es una de las ciudades más pobladas de Italia, con casi un millón de habitantes. Aparte de Nápoles, en las cercanías hay tres lugares muy conocidos y visitados, Pompeya, la isla de Capri y la costa Amalfitana. Desde Nápoles se aprecia perfectamente el Vesubio.
Nosotros visitamos Nápoles y la isla de Capri.
Realmente Nápoles es una ciudad que se visita relativamente rápido. Lo más importante está relativamente cerca, o sea que no hay que hacer grandes desplazamientos. También hay que decir, que, bajo mi punto de vista, no es especialmente bonita; al menos no al nivel de Roma, Venecia, Florencia etc…no tiene nada que ver.
Su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Estuvo muchos siglos bajo influencia española, formó parte de la Corona de Aragón en el siglo XV, y estuvo ligada a los Borbones hasta el XVIII. Una delas calles principales se llama vía Toledo.
Una visita esencial sería, el Castillo Nuovo, la Plaza del Plebiscito, recorrer la via Toledo y la vía Umberto I, así como visitar las galerias del mismo nombre.
Una particularidad es que su gran puerto está en pleno centro de la ciudad, delante del Castillo Nuovo.
Es muy bonita por cierto la vista de Nápoles con el sol del amanecer, destaca el uniforme color anaranjado de sus fachadas.
Castillo Nuovo.
Defiende el puerto, se construyó en el siglo XIII
Desde el Castel Nuovo, se llega enseguida a la Plaza Trieste.
Aqui ya podemos apreciar el estilo propio de los edificios de Nápoles, con sus fachadas de colores pastel-
En una esquina de esta plaza está la Galería Umberto I. Son un conjunto de calles interiores con techo acristalado, donde encontramos tiendas, restaurantes, bancos etc… En Bruselas están las galerías Saint Hubert, y tienen cierto parecido.
A continuación, tenemos la plaza principal de Nápoles, enorme, la Plaza del Plebiscito.
En la Plaza del Plebiscito hay dos edificios que destacan por encima del resto, el Palacio Real, del siglo XVII, residencia de los reyes de Nápoles. Se puede visitar, Detrás hay están los jardines del palacio.
Cuando estuvimos, estaban restaurando la fachada. Junto al Palacio Real está el Teatro de la Corte, del siglo XVIII.
Completa la plaza la iglesia de San Francesco di Paula, construida en el siglo XIX en estilo neoclásico.
A continuación nos dirigimos a una de las calles típicas de Nápoles, la más comercial, la vía Toledo. Es una calle no peatonal, de aceras estrechas, hay bastantes tiendas de souvenirs, pero realmente nada especial, no puedo destacar nada de esta calle. Sí era llamativo que las que cortaban en dirección opuesto al puerto, hacia el Montesanto tenían un aspecto sucio y lúgubre, con la ropa tendida en los balcones etc…un poco impropio de una ciudad turística en pleno centro histórico. Seguimos por esta calle hasta la Piazza Dante, una de las principales de la ciudad. En el centro hay una estatua dedicada precisamente a Dante.
Como decía al principio, no es una ciudad que me dejara huella.
Más información en: https://www.visitnaples.eu/en
Una de las posibles excursiones a realizar desde Nápoles es la de la isla de Capri. Aunque para visitarla, sobre todo si es en familia, hay que pagar bastante entre barco, autobús, funicular etc…
Capri.
Es una isla relativamente pequeña situada en el golfo de Nápoles. Centro turístico desde tiempo de los romanos. Actualmente es conocida por la cantidad de famosos que residen en ella.
Para llegar se pueden coger unos barcos que parte en diferentes horas a lo largo del día. El precio del billete ronda los 40 euros por persona. La estación marítima está justo enfrente del Castel Nuovo. Se tardan unos 50 minutos en llegar a Capri.
https://www.navlib.it/ita/linee/DettaglioLinea.asp?idli=3
En el trayecto se tienen unas preciosas vistas del Vesubio.
A medida que nos acercamos a Capri, podemos ver su singular silueta:
En Capri hay tres núcleos de población, muy pequeños, Capri, Anacapri y Marina Grande. Aparte de visitar estas poblaciones, es típico ver la Gruta Azul, o subir al monte Solaro.
Nosotros vimos Capri, Anacapri y Gruta Azul.
El barco deja en Marina Grande que es el puerto principal de la isla. Nada más llegar hay una oficina de turismo donde te informan de qué se puede hacer en la isla, si no lo llevas pensado. O cómo hacerlo. Para ir a la Gruta Azul , fue una pequeña odisea como luego explicaré.
En Marina Grande atracan los barcos que llegan desde Nápoles, así como multitud de pequeñas embarcaciones de recreo. La llegada al puerto es un poco caótico, pues son varios los barcos de transporte que llegan a la vez.
Al igual que en el caso de Santorini, la capital Capri, está en la parte superior de la isla, con lo que hay que subir. Lo habitual es coger un funicular.
Ojo al regresar, sobre todo si se viene en crucero y hay hora de salida del barco, porque todo el mundo pretende regresar a la vez y se forman colas importantes para coger el funicular.
Una vez en la capital Capri, el funicular deja al lado de la Piazzeta, el centro de la población. Aqui se puede ver como la población encaramada en la isla se asoma al Golfo de Nápoles.
Desde aqui nosotros lo que hicimos fue ver las calles de Capri, y acercarnos a ver los farallones, y de paso visitar los jardines de Augusto.
Capri es una población un tanto caótica, abarrotada de gente en agosto, es difícil orientarse. Las calles no tienen todas el mismo estilo (a diferencia de Mykonos)-
Hay un par de puntos de interés, un par de placitas, en una hay una iglesia y en otra el ayuntamiento.
Después de callejear un poco y ver las tiendas y sus precios (llaman la atención) nos dirigimos a ver los Farallones, y los jardines de Augusto.
A lo largo de la calle (via Tragara), que es bastante alargada, y va descendiendo hacia la costa, se ven lujosas villas. También hay puestos en los que venden helados y granizados de unos limones enormes típicos de la zona de Nápoles.
Finalmente se llega a una especie de mirador sobre la costa, desde el cual se pueden ver los Farallones, que son dos grandes rocas que sobresalen en la sur de Capri.
Junto a este mirador, están los jardines de Augusto, creo recordar que costaba un euro la entrada. Son muy bonitos, muy bien cuidados, combinando la ornamentación floral con esculturas modernas y también clásicas.
En la terraza mirador, que hay sobre la costa sur de Capri, se puede apreciar la vía Krup, un serpenteante sendero que lleva hasta Marina Piccola el puerto de la parte sur.
Gruta Azul.
Es una de las atracciones más famosas de la isla, si no la que más. Hay tres maneras de llegar, bien por mar alquilando un barco, o en taxi, o la que escogimos nosotros. Una odisea.Desde que salimos en Nápoles, hasta que llegamos a la Gruta Azul, pasaron cinco horas.
Primero cogimos el funicular que deja en Capri. En Capri cogimos un autobús en dirección a Anacapri, la segunda población de la isla; en Anacapri, cogimos un tercer autobús que deja en lo alto del acantilado donde se sitúa la gruta.
El viaje en autobús tiene su aquel. La carretera es muy estrecha y bordea el precipicio, hay que confiar ciegamente en la pericia del chófer. Además en agosto, lo normal es ir de pie en el autobús, rodeado de turistas. Los autobuses y la mayoría de vehículos que circulan por Capri no son de tamaño estándar, están adaptados tanto a las dimensiones de sus carreteras como de sus poblaciones.
Anacapri es una pequeña población con una placita con una iglesia y una calle comercial. También hay varios restaurantes.
Un poco más adelante del «centro» hay una explanada con autobuses aparcados que acercan a la Gruta Azul. Una vez que te bajas del autobús hay que bajar unas escaleras que cuelgan en el acantilado hasta llegar al embarcadero donde cada X minutos para un bote y recoge pasajeros. Obviamente hay que hacer la cola de rigor.
Se monta un lío importante entre los barcos que recogen gente del embarcadero, los que llegan desde Capri…discusiones entre los barqueros …un espectáculo.
La cuestión es que para entrar dentro de la gruta hay que pasar por un agujero diminuto que se abre durante unos pocos segundos según el vaibén de las olas. Eso hace que cada barca deba esperar su turno y la ocasión, además de dejar salir a los que ya han entrado.
En el momento de entrar en la gruta y atravesar el agujero hay que tumbarse completamente en el bote.
Una vez dentro el reflejo del sol en el interior produce un azul intenso. También hay mucho eco, y algún barquero canta una canción. Hay turistas que aprovechan y se bañan dentro de la gruta, zambulléndose desde el bote.
En total cinco horas para ver la gruta. Una pequeña aventura.
Al final la visita a la isla cuesta un pico, si va una familia, se multiplica, como decía, el barco, el funicular, los autobuses, el bote de la gruta azul…En total nosotros, dos adultos y tres niños, pagamos cerca de 300 euros.
http://www.capritourism.com/es/turistic-guide
http://www.italia.it/es/ideas-de-viaje/turismo-itinerante/recorriendo-capri.html
Otra opción es ir desde Nápoles a Pompeya; se puede ir en tren, que en verano va cargado de turistas, o bien pactar el trayecto con un taxi.