París, la capital de Francia y una de las ciudades más visitadas de Europa; difícil añadir algo nuevo.
Para mi imprescindible, es un viaje de esos que no se olvidan.
Para ver bien París se necesitan varios días, pero como el tiempo y el dinero son limitados, nosotros conseguimos ver lo más reseñable (a mi parecer) en tres días, usando mucho el metro. Sin entrar en museos, catedrales etc…viendo todo por fuera; de otro modo, con las colas que hay se necesitan más días.
Por resumir, un París imprescindible: el primer día vimos Torre Eiffel, Los Inválidos, puento de Alejandro III y paseo en barco por el Sena (la orilla del Sena está declarada Patrimonio de la Humanidad). El segundo día hicimos Arco de la Defensa, Arco del Triunfo, Campos Elíseos, Plaza de la Vendome y Plaza de la Concordia. Para rematar, el último día la Cité y Notre Dame, Barrio Latino, Sacré Coeur, Louvre y Jardín de las Tullerías.
Estábamos hospedados en las afueras, de tal forma que llegábamos a la Gare de Lyon, de alli, directamente enlazábamos con el metro para dirigirnos al comienzo del recorrido del día.
Para poder acceder a los lugares más típicos en el menor tiempo posible, el metro fue fundamental. Además hay una estación en cada lugar emblemático, lo que facilita su localización.
El primer día nos bajamos en la Plaza de Trocadero, desde donde hay una buena vista de la torre Eiffel, el símbolo de París. [El nombre de Trocadero es por una batalla de 1823 de soldados franceses (los cien mil hijos de San Luis) en una isla llamada así en la bahía de Cádiz].
Destaca el palacio de Chaillot, construido para la Expo de 1937. En la mitad del palacio se abre un mirador, con excelentes vistas sobre París, y la Torre Eiffel en primer plano.
Desde este mirador se baja a través de los jardines del Trocadero, hacia la Torre. A medida que nos acercamos se va incrementando el número de turistas. Bajo la Torre, largas colas para poder subir, además de un número ingente de personas fotografiándose y yendo de aqui para allá.
La torre mide 300 metros de altura y se inauguró el 31 de marzo de 1889 para la Exposición Universal de aquel año y conmemorar el primer centenario de la Revolución.
Para visitarla, hay que tener en cuenta que hay tres diferentes niveles. El primero está a 57 metros de altura, o 345 escalones. El segundo está a 115 metros, 359 escalones más, hay un afamado restaurante; por último el tercer nivel está a 276 metros, hay espacio para 800 personas y está habilitado con prismáticos para disfrutar de las vistas. Se puede hacer todo el recorrido en ascensor.
La información más completa sobre este monumento
Si seguimos más allá de la Torre, llegamos al Campo de Marte, una amplia explanada ajardinada desde donde, en mi opinión se tiene la mejor vista.
El siguiente edificio singular que encontramos es la Escuela Militar, realizado a mediados del siglo XVIII.
Muy cerca, se encuentra el complejo de «Los Inválidos»; compuesto por la el Hôtel de los Inválidos y la Iglesia del Dôme.
Viniendo desde la Escuela Militar, el primer edificio al que se llega es la Iglesia del Dôme, con un bonito jardín frente a ella.
Se construyó al igual que el Hôtel de los Inválidos durante el reinado del Rey Sol, Luis XIV en el siglo XVII. Lo que más llama la atención es su esbelta cúpula, y su brillo dorado.
En el interior de la iglesia, en su cripta, está la tumba de Napoléon.
La Iglesia del Dôme está integrada en el Hôtel de los Inválidos, un conjunto enorme e imponente de edificios del siglo XVII.
El Hôtel de los Inválidos se construyó por deseo de Luis XIV para ser el hogar y refugio de los veteranos heridos y sin hogar. La fachada principal queda frente al Sena y el puente de Alejandro III, con un amplio jardín de acceso.
La fachada mide 196 metros de largo. En el interior nos encontramos un imponente Patio de Armas con una amplia exposición de cañones.
Dentro del complejo hay dos museos, el Museo del Ejército y el Museo de la Liberación (en referencia a la liberación de la ocupación alemana en la II Guerra Mundial). Se pueden ver uniformes y armas de tiempos napoleónicos, de la I Guerra Mundial y sobre todo de la II GM.
Frente a este conjunto, de frente encontramos el Sena, el Puente de Alejandro III y la Asamblea Nacional y al otro lado el Grand Palais con su caracterítica cúpula y en su lado opuesto el Petit Palais.
El Puente de Alejandro III es el más espectacular de París. Llama la atención en la distancia por las cuatro columnas que lo flanquean rematadas en dorados caballos con alas.
Se construyó a finales del siglo XIX para celebrar la alianza franco rusa, por ello lleva el nombre del Zar de Rusia.
Destacan sus bronces y dorados, sus estatuas, en definitiva su ornamentación, que no deja indiferente.
Tiene un solo arco y permite la navegación a través de él.
Tras atravesar el puente hay un muelle en el que se pueden coger los Bateaux Mouches, típicos barcos que dan una vuelta por el Sena. Muy recomendable. Es una manera de ver París a través del río, sus edificios más importantes y sus puentes.
Uno de ellos es del de Bir Hakeim llamado así en honor a la batalla del mismo nombre de 1942 en Libia en la IIGM. Es muy peculiar, con dos pisos, el superior para el metro, y el inferior para peatones y vehículos.
Otro punto destacable del recorrido es cuando se rodea la isla de la Cité donde está Notre Dame, antes del incendio.
Y por supuesto la Torre Eiffel.
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El segundo día cogimos el metro en la Gare de Lyon y fuimos directamente a «La Defense«, que es un conjunto de rascacielos y torres modernas dedicadas a las grandes empresas y negocios. Está alineado con el Arco del Triunfo, los Campos Elíseos y la Plaza de la Concordia.
Salimos junto al edificio más destacable, el Arco de la Defensa, que es un edificio de oficinas con forma de cubo hueco, y 111 metros de altura. Se inauguró en 1989 para el bicentenario de la Revolución.
Volvimos a coger el metro para ir al Arco del Triunfo.
Salimos al exterior en la Plaza Charles de Gaulle, en cuyo centro está el Arco del Triunfo, a imitación de los romanos, fue ordenado construir por Napoleón para conmemorar la victoria en Austerlitz frente a los rusos y los austríacos en 1805. Se terminó en la primera mitad del siglo XIX. Mide 50 metros de alto y 45 de ancho.
En su parte inferior alberga la tumba del soldado desconocido. Se puede subir en ascensor hasta la terraza desde donde las vistas son magníficas. Se da la particularidad de que desde este punto parten 12 avenidas formando una especie de estrella, por ello esta plaza anteriormente se denominaba Plaza de la Estrella.
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Después de visitar el Arco del Triunfo, seguimos caminando a través de los Campos Elíseos, una avenida enorme, la más grande que he visto, en donde están las principales marcas mundiales, todo el recorrido son tiendas de reconocido prestigio, restaurantes, cafeterías etc…Son algo más de 2 km hasta llegar a la Plaza de la Concordia. Poco antes de finalizar, a la altura del Puente de Alejandro III, se encuentran dos edificios monumentales que llaman la atención:
El Grand Palais, construido a finales del siglo XIX, se caracteriza por una gran cúpula de cristal. Actualmente se dedica a exhibiciones de arte; anexo a este edificio está el Museo de la Ciencia.
Frente al Grand Palais, está el Petit Palais, construido simultáneamente al Grand Palais y al Puente de Alejandro III con el que forman los trs monumentos un armónico conjunto.
Actualmente es Museo de Bellas Artes.
Atravesando la Plaza de la Concordia, la que luego me referiré nos dirigimos al Barrio de la Ópera. Una zona de calles elegantes y grandes galerías comerciales.
Lo primero que encontramos es la Iglesia de Madeleine, que llama la atención por ser una imitación de los antiguos templos romanos. Se empezó a construir en el siglo XVIII.
Dando nombre a este barrio está la Ópera de París, el Palacio Garnier, construido en la segunda mitad del siglo XIX, con una fachada impnente.
En línea recta hacia el Sena llegamos a la Plaza Vendôme, del siglo XVIII también y presidida por una columna de inspiración romana, y rodeada por una espiral de bronce procedente del metal de los cañones tomados en Austerlitz. En la cúspide de la columna, una estatua del Emperador.
En la plaza se encuentra el famoso Hotel Ritz, el primero de ellos fundado en 1898.
Para acabar el día nos dirigimos a la Plaza de la Concordia, que une los Campos Elíseos con el Jardín de las Tullerías y el Louvre.
Se trata de una plaza enorme que se proyectó en el siglo XVIII. Enlos años postreriores a la Revolución, se instaló en ella la famosa guillotina y es el lugar donde se efectuaban las ejecuciones de forma pública.
En la primera mitad del siglo XVIII se colocó un obelisco regalo del rey de Egipto. Este obelisco mide 23 metros se estima en 3.200 años de antigüedad.
Al fondo el Hôtel de la Marine y el Hotel Crillon, ambos de estilo neoclásico. En el lado opuesto tenemos, al otro lado del Sena la Amablea Nacional francesa (Parlamento). Los otros dos costados son para el Jardín de las Tullerías y el Louvre, y en su respectivo lado opuesto los Campos Elíseos y el Arco de Triunfo.
En el centro de la Plaza están las monumentales Fuentes de la Concordia, también del siglo XVIII; al atardecer adquieren una tonalidad muy bonita.
Como en esta plaza también hay una parada de metro, dimos por concluida la segunda jornada en París.
El tercer y último día empezamos la visia recorriendo la orilla el Sena partiendo desde el Louvre y admirando los edificios que están en su orilla.
Al otro lado del río, en el lado opuesto al Louvre y las Tullerías, está El Museo Orsay, una antigua estación de tren reconvertida en los setenta en museo de Arte, inaugurado en 1986. Acoge obras de los siglos XIX y XX.
Seguimos paseando hacia la Cité. La Cité es una isla en medio del Sena que contiene edificios tan importantes como la Catedral de Notre Dame, la Santa Capilla o la Conciergerie.
El primer edificio que se aprecia es la Conciergerie, un antiguo palacio medieval, que fue residencia real hasta que se convirtió en prisión desde 1392 hasta comienzos del siglo XX. Sobre todo fue muy utilizada durante la época del terror en la Revolución francesa. Aqui estuvo presa María Antonieta de Austria, esposa de Luis XVI en 1793, desde donde fue a la guillotina.
La Conciergerie se puede vistar,
Antes de cruzar a la Cité por el puente de Notre Dame llegamos a la Plaza de Chatelet, en cuyo centro está la Fontaine du Palmier para conmerar las victorias de Napoleón, completan la Plaza el Teatro del Chatelet y el Teatro de la Ville.
Desde la orilla del Sena en la Cité podemos apreciar el Puente de Notre Dame, reconstruido en su aspecto actual en 1914.
También el puente de Arcole que une el Ayuntamiento (Hôtel de Ville) con la Cité.
Ya en la Cité, antes de llegar a la Catedral de Notre Dame, tenemos la Sainte-Chapelle, edificio religioso de estilo gótico construido en el siglo XIII para custodiar reliquias relacionadas con la Pasión como un trozo de la Cruz o la Corona de Espinas.
Lo más destacable de la Sainte-Chapelle son sus vidrieras que hacen de su capilla superior (hay dos) algo inolvidable.
Más información sobre horarios, entradas etc…
El siguiente edificio que visitamos es uno de los más conocidos de París, la Catedral de Notre Dame. El monumento, hasta su destrucción por un incendio el 15 de abril de 2019, más visitado de Europa.
De estilo gótico se empezó a construir a finales del siglo XII y se finalizó a mediados del siglo XIV. En su fachada destaca el rosetón de 10 metros de diámetro y la galería de los Reyés de Judea. También son famosas sus gárgolas, utilizadas para evacuar el agua de lluvia.
En la parte posterior podemos apreciar sus arbotantes, unos arcos exteriores típicos del arte gótico utilizados para descargar el peso de la bóveda. Fue una de las primeras en tenerlos.
Destacaba también su aguja.
En su fachada lateral orientada al sur, destaca un roseton de 13 metros de diámetro.
Para apreciarla bien hay que alejarse un poco, cogiendo perspectiva.
Debido al incendio no se va a poder visitar durante años, no obstante para información más precisa, de entradas y horarios a Notre Dame
Muy cerca de ahí se encuentra el Puente del Archevêche (Arzobispado)en el que al igual que en el Puente de las Artes, mucha gente coloca sus candados del amor.
Una vez cruzado este lado del Sena ya estamos en el Barrio Latino.
Se llama así porque en él se encuentra la Universidad de la Sorbona y en la Edad Media los estudiantes hablaban latín.
Hay una vía principal, el Boulevard Saint Michel, muy populoso, con mucho comercio y hostelería. Comienza en la Plaza de Saint Michelen la que una enorme fuente del siglo XIX atrae la atención de los turistas.
Representa a San Miguel luchando con el diablo, flanqueado por dos dragones que escupen agua.
Desde la plaza parte el Boulevard Saint Michel, que nos acerca a la Plaza de la Sorbona, una plaza rectangular con unas fuentes en el centro, y presidida por la fachada de la famosa y antigua Universidad de París.
A su alrededor hay sitio para sentarse y relajarse. También hay varios restaurantes. Un lugar muy agradable.
La universidad de París, conocida como la Sorbona o Sorbonne en francés fue una de las primeras universidades de Europa, y fue fundada en el siglo XIII por Robert de Sorbonne, del cual tomó el nombre.
Al otro lado del Boulevard Saint Michel está el Palacio Luxemburgo, edificio del siglo XVII, en estilo florentino y sus enormes jardines públicos.
Dentro del Barrio LAtino existe otro edificio singular, el Panteón.
El Panteón se comenzó a construir a mediados del siglo XVIII como edificio religioso; a lo largo de los siglos fue alternando su función. Durante la Revolución francesa lo concibieron precisamente como Panteón, un lugar de custodia de los restos de grandes hombres de la historia francesa. Algunos de estos nombres son: Voltaire, Rousseau, Víctor Hugo, Zola, Monnet, Marie Curie y Alejandro Dumas.
Es de estilo neoclásico y su fachada recuerda a la del Panteón de Roma.
Seguimos alejándonos del Panteón por la rue Souflot que conecta con el Boulevard Saint Michel.
Una vez visitado el Barrio Latino, cogimos el metro para ir a la otra punta de la ciudad, a Montmartre y el Sacré-Coeur. Lo cogimos en la estación de la Cluny-La Sorbona, de ahí a La Motte, en La Motte cogimos otro hasta la Concorde, en la Concorde cogimos otro hasta Charles de Gaulle Étoile, y allí por último alli el último transbordo hasta la estación de Anvers-Sacré-Coeur, en el boulevard de Rochechouard.
Una vez que nos hemos bajado, hay que subir por una calle (Rue de Steinkerque), que cómo no, está llena de turistas, tiendas de recuerdos y souvenirs y hostelería.
Al cabo de un par de manzanas se llega a los pies de la colina de Montmartre, a la Plaza De Saint Pierre, alli comienzan unos jardines de los que parten unas escaleras ascendiendo mediante terrazas llevan hasta la Basílica. Otra opción es coger un funicular eléctrico que deja en la base del Sacré-Coeur.
La Basílica se construyó por iniciativa privada para dar gracias al Sagrado Corazón de Jesús por no haber sido invadidos durante la guerra francoprusiana de 1870. Es de un estilo que recuerda al bizantino; sobre destaca por su llamativo color blanco.
Las vistas desde lo alto permiten captar las dimensiones de París.
En los alrededores de la Basílica encontramos el Montmartre mítico callejuelas con puestos de artistas locales, cafeterías, restaurantes, etc…El estilo es diferente al de París, es como un pueblo aparte..
Desde aqui volvimos a la estación de metro e hicimos el recorrido inverso para salir en el último gran lugar turístico que nos faltaba por ver, el Museo del Louvre.
Lo primero que encontramos, haciendo de separación entre el Jardín de las Tullerías y el Museo del Louvre es el Arco del Carrusel.
Se construyó a primeros del siglo XIX por iniciativa de Napoléon para conmemorar sus victorias. Esá hehco de mármol rosa. Los caballos de San Marcos que figuran en la parte superior son copia de los que originalmente estuvieron, que no eran otros que los auténticos de Venecia, sustraídos por Napoléon y que a su vez habían sido traídos desde Constantinopla. Tras Waterloo fueron devueltos a Venecia.
Enfrente del Arco está el Museo del Louvre. Concebido en el siglo XII inicialmente como una fortaleza, se fue transformando en palacio y residencia real. Es el Palacio más grande del mundo.
Actualmente contiene una de las colecciones de arte más importantes del mundo, y probablemente es el museo más famoso de éste.
Sobre el centro de recepción de visitantes, en el centro del patio exterior, hay una pirámide de Cristal.
En el se muestran colecciones de escultura y pintura europea desde los siglos XII al XIX; también hay arte oriental, egipcio, griego, romano… Es inmenso.
Seguramente su obra más famosa, «La Gioconda» de Leonardo Da Vinci.
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A continuación vamos a descansar al Jardín de las Tullerías, que se encuentra entre la Plaza de la Concordia y el Louvre.
El Jardín de las Tullerías se creó en el siglo XVI, formando parte del Palacio de las Tullerías (hoy desaparecido). Es un jardín público desde el soglo XVII.
Es una larga avenida de gravilla, flanqueada por árboles y estatuas. Hay zonas verdes para poder sentarse o tumbarse a descansar. También hay algunos estanques circulares en los que la gente se sienta alrededor viendo como otros hacen navegar unas miniaturas de barcos velero de madera.
Seguimos hacia la contigua Plaza de la Concordia donde cogimos el metro y nos despedimo con gran pena de París.
Ciudad inolvidable e impresicindible.
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