Praga, la capital de la República Checa y de la región de Bohemia, es una de las ciudades imprescindibles para visitar en Europa. Es inolvidable y se visita fácil. Su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad.
Llegamos a Praga al atardecer y aprovechamos para hacer una primera visita rápida. Nos pareció una ciudad realmente bonita, y atestada de gente. En un primer momento puedes agobiarte un poco porque parece que hay muchas cosas para ver y no te va a dar tiempo, pero en día y medio se puede ver lo más importante.
En este plano podemos apreciar, que los tres lugares más interesantes están en línea:
El Castillo de Praga y Malá Straná a un lado del río Moldava,
Enfrente la Ciudad Vieja y ambos unidos por el tercero:
el Puente de Carlos.
Esa situación hace que la visita se pueda dividir en tres partes, la Ciudad Vieja y el Puente de Carlos por un lado, el Castillo y el barrio de Malá Strana por otro y por último, si se dispone de tiempo los sitios que quedan un poco alejados del núcleo principal tales como el Barrio Judío, la Plaza San Wenceslao, Casa Danzante, Iglesia de San Cirilo y San Metodio (para interesados en la II WW)…
Castillo de Praga
Nos levantamos temprano para visitar el Castillo; hay que decir que en esta parte de Europa los castillos no son como los que conocemos en España o Francia, por aquí son prácticamente ciudades en sí mismos.
Al castillo de Praga se puede subir y/o bajar por al menos tres sitios diferentes:
– Las “escaleras del antiguo castillo” (staré zámecké schody), que llevan a la parte trasera de éste, son 121 peldaños. Sale de la zona del puente Manesuv que está frente al Rudolfino y barrio judío.
– Las “escaleras del castillo” (zamecké schody), que suben desde el barrio de Malá Strana, en paralelo a la calle Nerudova, pero por la parte más próxima al castillo. Dejan en el mismo sitio que la calle Nerudova, en la plaza de entrada al Castillo.
– Subir por la calle Nerudova, es la que yo recomiendo, se coge subiendo por la derecha de la Iglesia de San Nicolás (la de Malá Strana), es la calle más importante de Malá Strana; repleta de casas dignas de ver, actualmente hay algunas embajadas incluso.
La Iglesia de San Nicolás de Malá Strana es de estilo Barroco, se empezó a construir en el siglo XVII. Su interior es espectacular.
La calle Nerudova es una calle empinada cuyos edificios presentan diferentes símbolos y diversos emblemas, una serpiente, un cisne, un cordero, una llave… a veces aludían al oficio del propietario de la casa y también servían para diferenciarse cuando las casas no tenían números. Esto se da en toda Praga, pero en esta calle se aprecian especialmente. En una de ellas, hay tres violines, es la casa en que se hospedó Mozart cuando finalizó y estrenó Don Giovanni en Praga.
Al final de la cuesta, justo antes de torcer hacia el castillo, hay una placa en honor a Jan Neruda, poeta checo que vivió en la casa de los dos soles, y que es quien da nombre a la calle. Esta calle deja en lo que es el comienzo del castillo.
Ya entrando en la plaza de entrada al Castillo, el primer edificio que nos encontramos tiene una entrada monumental, la puerta de Matías, barroca, custodiada por dos titanes en lo alto y dos guardias checos en sendas garitas. Cada hora en punto se hace el ceremonial del cambo de guardia, dura unos dos minutos; el de las 12 se hace con banda de música.
Tras entrar en el complejo por la esquina izquierda encontramos un patio con un control de acceso con arco de detección de metales.
Por la tarde observé que había menos gente y menos colas, por lo visto casi todo el mundo elige empezar por el castillo su visita a Praga.
Pasado este primer acceso llegamos a otro patio en el que tenemos una capilla, una fuente ornamental, y el edificio de la Galería, colección de arte de Rodolfo II (precisa entrada aparte) y sobre todo hay un punto de adquisición de entradas con una cola importante.
El desconcierto que crea llegar a un sitio nuevo hace que todo el mundo sistemáticamente se ponga a la cola en este patio; sin embargo en el siguiente patio, y justo enfrente de la catedral hay otro punto idéntico, sin cola. Aparte de éstos dos mencionados, hay otros puntos distribuidos por el recinto únicamente de venta de entradas.
La entrada familiar cuesta 20 euros, se puede coger visita guiada en varios idiomas, pero te tiene que encajar el horario. Nosotros hemos llegado a las 10.30 h. y nos daban visita para las 14. La entrada te da acceso a la Catedral, Basílica de San Jorge, Antiguo Palacio Real, Callejuela del oro. Hay que decir que al castillo se puede acceder sin entrada, si no se quiere entrar al interior de los lugares marcados, se puede pasear. La entrada sirve para 48 horas, pero una vez que se ha entrado en alguno de los lugares no se puede volver a visitar ese lugar.
En este segundo patio donde hay un punto de información descongestionado, tenemos enfrente la Catedral de San Vito, y ya a la derecha sale una calle que hace de eje de todo el complejo.
Para acceder a la Catedral de San Vito hemos tenido que hacer un rato de cola. Es una catedral gótica con sus dos agujas en la parte frontal.
Se empezó a construir en el siglo XIV. En el interior destacan las vidrieras así como la capilla de San Juan Nepomuceno, muy policromada y también un sarcófago barroco de plata dedicada a San Juan Nepomuceno, de 2 toneladas.
En la cripta real están los restos de monarcas checos
Al salir de la Catedral en su parte derecha, tenemos enfrente el actual palacio presidencial. El costado derecho de la catedral destaca con su torre y su portada…
El costado derecho de la catedral, o parte exterior sur, destaca con su gran campanario cubierto de bronce.
Detrás de la reja dorada, en la mitad del campanario está la campana más pesada de la Rep.Checa.
Junto al campanario está el “Pórtico de Oro”, sobre tres puertas ojivales se muestra un mosaico de más de treinta colores obra de artesanos venecianos.
Unos metros más adelante encontramos la entrada al Palacio Real, por cierto que justo al lado, en la parte izquierda hay unas escaleras que bajan a un pequeño patio con bancos para poder descansar.
Dentro del Palacio Real, lo primero que se ve es el salón de Vladislav, es muy grande y está vacío, lo que más destaca es su techo. A continuación se llega a la sala de la “defenestración de Praga”, donde en 1618 fueron arrojados por la ventana dos ministros y un secretario del emperador (católicos) por parte de los protestantes, y tuvo como consecuencia el comienzo de la Guerra de los 30 años. Hay un monolito abajo, en los jardines que señala el punto donde cayeron; los defenestrados sobrevivieron y se consideró un milagro de la Virgen.
También se visita la sala de la Dieta, donde los nobles parlamentaban con el Rey, ahí se puede ver el trono por un lado y la corona y el cetro en una urna.
Salimos del Palacio Real y entramos en la Basílica de San Jorge, del siglo X, la más antigua de Praga. Su interior es alargado y se ve una cripta donde está enterrada una santa checa.
La siguiente parada es la Callejuela del Oro, muy peculiar, y rompe un poco con la tónica general de la visita del castillo. Por cierto que tiene una fuente para beber nada más pasar el control de tickets.
Nada más acceder, la mayoría de la gente tuerce a la derecha, donde la fuente y sigue… pero la Callejuela del Oro empieza más a la izquierda, en un callejón muy estrecho sin salida.
Las casas se pueden visitar, algunas son tiendas de recuerdos, otras museos. Hay un museo de armaduras al principio de la calle.
Son casas muy pequeñas de diversos colores, numeradas, se llama del oro, porque inicialmente ahí se instalaron los orfebres. En la 22 vivió Kafka, ahora es una librería; cada casa tiene explicada en paneles (en checo e inglés) su historia y la de sus habitantes.
De ahí se sale del castillo, y puedes optar por bajar por la antigua escalera del viejo castillo, o acercarte a unos jardines contiguos.
Nosotros hemos girado a la derecha y rodeado el castillo por ese costado para volver a la zona de entrada principal, que da a Mala Straná, es un paseo con jardines y alguna fuente que te deja nuevamente en la plaza inicial. También hay buenas vistas de Praga.
En el otro lado del castillo, el opuesto a este, están los jardines reales, la Escuela de Equitación, la sala de juego de pelota y el Palacio Real de Verano. No los vimos por saturación y falta de tiempo.
En la plaza del castillo de Praga, frente a la entrada principal se encuentra el Palacio Schwarzenberg del siglo XV, en estilo florentino.
Queríamos ver el barrio del castillo y como era hora de comer, hemos parado, improvisando en un restaurante que estaba en la propia plaza en el lado opuesto al palacio de Schwarzenberg. Restaurante U Labuti, se puede comer en una especie de patio o bien dentro. La comida es buena y no muy cara, 60 euros 5 personas. Hemos comido un entrante compartido, sopa, y un plato típico checo con varias carnes. El postre y la cerveza buenos también. Tiene carta en español. Un sitio muy agradable, el servicio un poco lento, pero como digo perfecto para descansar, no está masificado.
Pasado el castillo y la plaza del Castillo, siguiendo unos minutos hasta la muralla, hay una callejuela denominada nuevo mundo “Novy Svet”, con unas casas muy bonitas y prácticamente desierta. Casi nadie llega tan lejos, pero es una calle muy bonita.
El siguiente lugar absolutamente imprescindible de Praga es el:
Puente de Carlos
Es el puente más bonito que he visto en ninguna otra parte. Se empezó a construir en el siglo XIV. Tiene dieciséis arcos, y mide 516 metros de largo y 10 metros de ancho.
Al atardecer se llena de músicos callejeros alrededor de los cuales se forman grupo de gente escuchando. Es el puente más transitado que he visto. De noche está muy bien iluminado, y es digno de ver. La parte del puente que queda en el lado de la ciudad antigua, con una torre, es muy bonita con la luz del atardecer.
Por el contrario la parte del lado de Mala Straná con las dos torres, es mejor verla a primera hora de la mañana.
Atravesarlo cuesta mucho por la cantidad de gente que hay y porque inevitablemente tiendes a hacer fotos casi a cada paso. Hay 31 grupos escultóricos, destaca el San Juan de Nepomuceno; todo son figuras religiosas excepto una que representa a un guerrero checo, (el caballero Bruncvick).
Cerca de la estatua de San Wensceslao está marcado el lugar desde fue arrojado al río. Hay una cruz con cinco estrellas, poniendo cada dedo de la mano izquierda sobre una estrella hace que se cumpla el deseo pensado.
Junto a la torre en la orilla de la Ciudad Vieja, en la Plaza de los Cruzados, donde la estatua a Carlos IV, hay un pequeño mirador con sitio para sentarse y admirar las vistas de puente y castillo. Es importante porque en Praga no hay muchos sitios donde poder sentarse.
Ciudad Vieja de Praga.
Forma un semicírculo rodeada por el Moldava. Su centro es la Plaza de la Ciudad Vieja.
La calle que une el puente de Carlos con la plaza de la Ciudad Vieja es la calle Karlova, que tan bonita como abarrotada de gente.
En esta calle destacan algunos edificios como la casa de la Serpiente de Oro, la Casa “el Pozo de Oro”, casa “el Minuto”, donde vivió Kfaka…
Finalmente llegamos a la plaza de la Ciudad Vieja que es el otro icono de Praga. Una de las más bonitas de Europa.
Lo primero que encontramos es el edifico del Ayuntamiento y su reloj astronómico (el Orloj), la Tierra es el centro del Universo, contrariamente a lo que expuso Kepler, curiosamente residente en esa misma calle Karlova siglos después. Cada hora en punto desfilen unas figuras, vigiladas por la Muerte.
Frente al Ayuntamiento destaca la Iglesia de Nuestra Señora de Tyn, con sus dos torres, del siglo XIV. Junto a ella, la torre denominada “la Campana de Piedra” y el Palacio Kinsky.
En la Plaza hay un monumento a Jan Hus, líder de los protestantes a principios del siglo XV.
Hemos cogido un carruaje en la plaza de la Ciudad Vieja que nos ha llevado por el barrio judío, Josefov, y tengo que decir que no merece la pena pues las calles no son peatonales como las clásicas de Praga, son calles normales, con coches y edificios ya de época moderna.
Tras bajar del carruaje, hemos seguido hasta la Torre de la Pólvora, que es casi igual que la torre del puente, y junto a ella está el Ayuntamiento actual, edificio de estilo modernista. No obstante la zona, ya no es tan bonita, justo ahí acaba ese estilo propio que esperas ver en Praga.
La Plaza de la Ciudad Vieja es para sentarse tranquilamente a disfrutarla.
A la mañana te asaltan “vendedores” de free tours, que son tours guiados en los que se paga la voluntad, unos 10 euros por persona (nos dijeron). No hemos probado porque ya casi tenemos hecha la ciudad.
En esta zona lo más bonito es el recorrido que va desde el puente de Carlos hasta la Plaza de la Ciudad Vieja. Pero eso sí, las calles están abarrotadas de gente y los comercios que hay en esa calle no son muy allá, más bien cutres. Nada que ver con una Viena o un Salzburgo. Está muy masificado, demasiado turismo. Resulta incómodo.
En esa zona, al final de una calle que arranca en un lateral de la Plaza (el opuesto al Barrio Judío), está también el Teatro de los Estados, donde Mozart estrenó Don Giovanni en 1787.
Josefov, el Barrio Judío
Hemos decidido ir la zona de las sinagogas, el barrio judío denominado Josefov en honor del emperador José II que promulgó un decreto de tolerancia hacia ellos en el siglo XVIII.
A la zona de las juderías se llega fácil desde la Plaza de la Ciudad Vieja, es coger la calle Pariszka (calle de París), pasa por el costado de la iglesia de San Nicolás de la Ciudad Vieja (en Malá Straná hay otra iglesia de San Nicolás).
No es una calle peatonal, ya las casas son más modernas, hay coches aparcados, circulación etc…y sobre todo que las tiendas de marcas de reconocido prestigio están en esta calle o alrededores; tiendas digamos caras, como Rolex, Cartier, Gucci etc…
Las sinagogas están casi todas juntas, la única un poco apartada (a tres minutos) es la española, el resto están situadas siguiendo una línea. No se puede escoger entrar en una y en las demás no, hay que coger un ticket conjunto para todas. Además Hay que ir con vestimenta adecuada, no tirantes, ni faldas muy cortas etc…
La Sinagoga Española tiene su origen en un grupo de judíos provenientes de España en el siglo XV tras su expulsión, a los que se les permitió vivir en el edificio. En el siglo XIX se levantó la actual mezquita de estilo mudéjar. Junto a ella está la estatua dedicada a F. Kafka que era judío.
La primera que encontramos es la Sinagoga de Maisel del siglo XVI.
A continuación la sinagoga Pinkas donde se hace referencia al holocausto judío, mostrando los nombres de los asesinados y los dibujos de niños recluidos en un campo de exterminio próximo.
Inmediatamente después encontramos la sinagoga Vieja Nueva y el Ayuntamiento judío, con un reloj occidental y otro judío que marca las horas al revés. La sinagoga Vieja Nueva es la sinagoga en servicio más antigua de Europa.
Unido a estos, por una pequeña calle llena de puestos de souvenirs, está el edificio del Ceremonial, que es el más bonito por fuera. Y es donde está el Cementerio Judío.
La particularidad del Cementerio Judío y su apiñamiento es que el terreno asignado a los judíos para residir era limitado y no ampliable y realmente no había espacio físico donde enterrar a los muertos.
Son 11.000 metros cuadrados con 12.000 lápidas. Es el segundo más antiguo de Europa. La lápida más antigua es del siglo XIV, y el último entierro fue en el siglo XVIII.
Da la sensación de retroceder en el tiempo.
Desde las sinagogas, saliendo del Barrio Judío, es fácil llegar al Rudolfino, edificio neorenacentista del siglo XIX empleado para conciertos; está a la orilla del río.
A partir de ahí se puede ir bordeando el río hacia la zona del puente de Carlos. Hay algún banco para sentarse y ver las vistas del castillo y del puente de Carlos.
Al llegar a la plaza de los Cruzados, frente a la entrada al Puente de Carlos y la calle Karlova, se sigue por una galería con tiendas de souvenirs que atraviesa el edificio conjunto, y se llega al otro lado. Si giramos a la derecha, llegamos a un mirador circular, justo sobre las cascada del Moldava. Hay un banco público para sentarse, que está rodeado de un bar que está ahí. Hemos parado a tomar unas cervezas, en una mesa pegada a la barandilla, oyendo el rio. Vistas privilegiadas. Muy a gusto.
Hemos seguido hasta el Teatro Nacional, otro edifico neorenacentista
y justo pasado este hemos cruzado por un pequeño puente a la isla de Slovansky, que tiene una cafetería restaurante y unos jardines. Entre la isla y la orilla, hay un pequeño canal lleno de barcos a pedales y pequeños botes que se alquilan individualmente, al atardecer, sobre todo, ocupan toda esta parte del río. Se ven sus luces desde el puente de Carlos.
Siguiendo por la avenida hemos llegada a la Casa Danzante, de arquitectura modernista, construida en 1996.
Partiendo de aquí a 200 metros subiendo por la calle Reeslova llegamos a:
la Iglesia de San Cirilo y San Metodio, donde fueron acorralados los paracaidistas checos que atentaron contra el jefe de las SS en Praga, Reinhard Heydrich en la llamada “Operación Anthropoid» en junio de 1942.
Hay varias películas que recrean estos acontecimientos, “Operación Day-break” de 1975 que está rodada con mucho rigor. Diría que sería conveniente verla antes de ir a visitar este lugar. Más recientemente está “Operación Antropoide” y “El hombre del corazón de acero”.
La entrada es gratis y se puede visitar la cripta donde fueron encerrados. En la primera planta hay un museo explicativo de lo que supuso el nazismo en la República Checa, el atentado y sus consecuencias. En la cripta se homenajea a los héroes, y se aprecian las huellas de la batalla. No comento el desenlace por si alguien está interesado y quiere ver las películas.
Se facilita un mapa con los puntos clave en Praga relacionados con la operación.
Dejando atrás esta iglesia nos hemos acercado al “Nuevo Ayuntamiento”, edificio gótico de los siglos XIV y XV que está frente a un parque.
Desde ahí, en cuesta arriba, siguiendo unos 400 metros por la calle Zitná se llega al Museo Nacional en la Plaza Wenceslao.
La Plaza Wenceslao no es ni cuadrada, ni circular ni rectangular, es una larga avenida o boulevard de 680 metros de largo y 60 metros de ancho, presidida en la parte más alta por el Museo Nacional y la estatua ecuestre de San Wenceslao. Desde allí se puede bajar hacia la Ciudad Vieja.
Esta plaza se parece mucho al paseo de Gracia de Barcelona, a la Gran Vía de Madrid o, salvando las distancias, los Campos Elíseos de París. Es la parte moderna, donde hay grandes tiendas de marcas conocidas, además de restaurantes y hoteles. Es muy bulliciosa.
También en la mitad está el Hotel Europa, modernista y con el mismo aspecto que cuando se construyó.
En la mitad está la Galería Lucerna, que alberga un cine y varia tiendas, es una mezcla de estilos, el interior es un tanto extravagante con una estatua ecuestre de San Wenceslao al revés.
De vuelta a la Ciudad Vieja y camino del Puente de Carlos, hemos ido a la iglesia protestante de S.Bethlehem, donde predicó Jan Hus a principios del siglo XV. El interior es muy diferente a las católicas, muy sobrio.
Con esto hemos dado por finalizado todo lo que creíamos podíamos ver en dos días en Praga. Han quedado cosas, pero al final es imposible verlo todo, y tampoco tengo claro que merezca la pena.
Hay un postre típico, el Trdlnik, que es como un cilindro de galleta u hojaldre, según los sitios, que se rellena de chocolate, helado, nata etc…
Praga nos ha dejado una sensación de ciudad muy bonita, con unos atardeceres preciosos, pero muy masificada en las zonas más conocidas.
Nos alojamos en los apartamentos St.George, magníficamente situados en el Barrio de Malá Strana, con parking propio e impecables por dentro.
Lo fundamental: Castillo de Praga, Puente de Carlos y Plaza de la Ciudad Vieja. Con estas tres cosas se ha visto de lejos lo más importante.
Más información en Turismo de Praga.
Posibles excursiones desde Praga son las visitas a la ciudad medieval de Cesky Krumlov y la ciudad balneario de Karlovy Vary.