Zamora es una ciudad histórica con un gran patrimonio cultural, capital del románico, también cuenta con una gran cantidad de edificios modernistas.
Resultó una visita muy fructífera y recomendable. Está todo muy cuidado y restaurado. Un gusto pasear por sus calles.
Es la ciudad del románico por la cantidad de iglesias románicas que contiene.
Lo más importante es la zona de la Catedral, el Castillo, las iglesias románicas, sus antiguas mansiones y palacios y las recientes construcciones modernistas de primeros del siglo XX. La Plaza de la Catedral y la Plaza Mayor son lugares de visita obligada.
Su Semana Santa merece mención aparte, pero es realmente dificil encontrar alojamiento para esas fechas.
Se puede visitar en un día tranquilamente.
Dejamos el coche en el parking de la calle San Martín, a medio camino, más o menos, entre la Plaza de Viriato y la Plaza de la Catedral.
Pero antes fuimos en coche al Puente de Piedra, puente del siglo XII construido sobre uno anterior romano. Hay buenas vistas desde él.
Siguiendo la carretera en dirección al moderno Puente de los Poetas, podemos parar en la Playa de los Pelambres, una pequeña playa de hierba a la orilla del Duero. Son las mejores vistas de Zamora.
Por la mañana la luz es perfecta.
Desde aqui nos dirigimos al parking de la calle San Martín.
Zamora es una ciudad amurallada, como se verá, antiguamente la denominaban la «bien cercada».
La visita a Zamora la podemos estructurar en tres zonas: la del Castillo y la Catedral, la zona central con las Plazas de Viriato, Mayor y la de Santa Lucía, y la parte que queda más allá de la Plaza Mayor en dirección contraria a la Catedral donde están la mayoría de los edificios modernistas.
La oficina de Turismo está cerca de la Catedral, junto al mirador de Troncoso, y facilitan muchos y buenos folletos para la visita.
Empezamos por la Plaza de la Catedral. La Catedral de Zamora del siglo XII, es fundamentalmente románica, aunque su portada es neoclásica.
Destaca su cimborrio escamado de origen bizantino, similar a la Catedral Vieja de Salamanca y la Colegiata de Toro.
En la parte trasera de la Catedral tenemos la Puerta del Obispo, original del siglo XII y llamada así por estar frente a la residencia episcopal.
En esta parte están el Palacio Episcopal y la Casa del Cid.
Junto a la Puerta del Obispo, del siglo X, que da directamente al Duero, vemos en la Casa del Cid dos ventanas de herradura sin columna central.
Podemos ver el Duero, también hay un paseo junto a él.
Junto a la Catedral se encuentra el Castillo, rodeado de un jardín con esculturas, un lugar muy agradable.
Junto al Castillo se encuentra el Portillo de la Traición, ahora de la Lealtad, por donde entró Vellido Dolfos tras, según la tradición, asesinar al rey Sancho de Castilla en 1072.
Muy cerca de este lugar está la Iglesia de San Isidoro, del siglo XII, otro ejemplo de románico.
Seguimos hacia el mirador del Troncoso, y pasamos por la calle Corral de Campanas, muy pintoresca
El mirador del Troncoso, junto a la oficina de información y turismo ofrece una bonita panorámica sobre el Duero:
Seguimos caminando y encontramos otro iglesia, la de San Pedro y San Ildefonso.
Ya enfilados hacia la Plaza de Viriato, a medio camino encontramos una de las Iglesias románicas más importantes, la Iglesia de la Magdalena, de los siglos XII y XIII, lo más destacado es su portada y en su interior un sepulcro románico.
Seguimos por la Rúa de los Francos, una calle estrecha de origen medieval, hasta la Plaza de Viriato.
La Plaza de Viriato está presidida por la estatua dedicada al líder que se enfrentó a los romanos.
En la Plaza hay dos edificios históricos mirándose frente a frente, por un lado el antiguo Hospital de la Encarnación, del siglo XVII, actualmente sede de la Diputación de Zamora
y enfrente el Palacio de los Condes de Alba y Aliste (Parador Nacional) del siglo XV.
Merece la pena entrar y rodear su patio.
También es bonita su escalera, y la decoración medieval.
Junto al Parador está el Teatro Ramos Carrión, edificio modernista, como los muchos que vamos a encontrar en adelante.
Partiendo de la Plaza de Viriato, podemos ir hacia derecha o izquierda, antes de avanzar hacia la Plaza Mayor.
Si vamos por detrás de la Diputación, llegamos a la plaza de Santa María La Nueva, con la Iglesia del mismo nombre de los siglos XI y XII, y junto a ella el Museo de la Semana Santa, donde se exponen los diferentes pasos que participan en las procesiones, así como los atuendos de las diferentes hermandades.
Muy cerca de aqui en dirección a la muralla, está el Arco de Doña Urraca, puerta de la muralla, del siglo X.
Volviendo a la Plaza de Viriato, si nos dirigimos hacia el río atravesando la Plaza Claudio Moyano, llegamos a la Iglesia de San Cipriano.
La Iglesia de San Cipriano de los siglos XI y XII es una de las más antiguas de Zamora, desde alli hay vistas sobre el Duero.
Desde la Iglesia de San Cipriano sugiero bajar hacia un rincón que a mi me encantó, la Plaza de Santa Lucía, esta zona es el antiguo barrio judío.
La componen el Palacio del Cordón, del siglo XVI, actual Museo de Zamora y la Iglesia de Santa Lucía.
Desde aqui podemos subir hacia la Plaza Mayor por la Calle de los Herreros, que está llena de bares y pubs, siendo el lugar de ambiente nocturno.
La Plaza Mayor junto con la Plaza de la Catedral, es para mi el lugar más característico de Zamora.
Primero vemos el Ayuntamiento Viejo, edificio de 1504, con dos arcos en su fachada.
Frente a él, a unos 200 metros está el Ayuntamiento actual.
Entre ambos edificios está la iglesia románica de San Juan de la Puerta Nueva.
La Iglesia de San Juan De la Puerta Nueva es de los siglos XII y XIII.
En una equina está el monumento al Merlú, pareja de congregantes de la Cofradía de Jesús Nazareno en la madrugada del Viernes Santo.
A la izquierda del Ayuntamiento Viejo se encuentra una de las calles más peculiares de Zamora, la calle Balborraz, de fuerte pendiente. Tiene un bonito colorido.
En ella ya hay un par de edificios modernistas, que desde este punto en adelante se van a convertir en habituales.
El auge del modernismo en Zamora se debe a que a primeros del siglo XX y con motivo de la pujanza económica facilitada por el desarrollo de la Industria harinera, la burguesía zamorana se lanzó a modernizar la ciudad con este tipo de edificios. Un acierto.
Desde la Plaza Mayor en adelante, las calles mantienen una uniformidad de estilo, casas de la misma altura, con miradores, alternándose con edificios modernistas.
Un lugar especialmente bonito en este sentido es la Plaza Sagasta.
Otro lugar que llama la atención es la Plaza Zorrilla , donde encontramos el Palacio de lo Momos, renacentista, de los siglos XV y XVI.
Frente a él, el Casino de 1905.
El siguiente punto es la Plaza de la Constitución, donde está la Iglesia de Santiago del Burgo del siglo XII.
En la Plaza del Mercado hay otros dos ejemplos de edificios modernistas, la Casa de Crisanto Aguiar de 1908, y otra cuyo promotor se desconoce.
Para tapear, fuimos a uno de los sitios más típicos, al Bar El Lobo. Está situado en la calle Horno de San Torcuato, transversal a la calle Santa Clara, una de las principales del centro de Zamora que conduce a la Plaza Mayor. Está especializado en pinchos morunos.
Hay cuatro variedades, chorizo o carne, y en ambos dos alternativas, picante o sin picante.
Se pide, «dos de carne sin» ó «cuatro de carne con…»
Lo hacen al instante y está muy bien.